Tierra a la vista relato marinero

TIERRA A LA VISTA

Por Administrador
Nov 12th, 2017
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CONCURSO RELATOS MARINEROS 2017

Por  Antonio Ortuño Casas

La pequeña y destartalada embarcación parecía resquebrajarse cada vez que las olas intentaban volcarla. Iba llena de gente como ella, con el miedo metido en el cuerpo y en el alma. Para muchos era la primera vez que el mar llenaba no sólo sus retinas, también sus ojos que rebosaban de lágrimas saladas como el mar. Imploraban a su dios salvador, rogándole sacarlos de aquel infierno para llegar rápido a la tierra nueva y prometida que no existía en su libro mágico. Alguno ya había caído del botealcanzado el otro reino sin quererlo.

Y cuando todo parecía que no tenía fin, los gritos de la gente se fueron convirtiendo de plegarias y llantos a los de alegría al divisar tras una espesa bruma la otra costa, donde alcanzarían a pisar la arena de oro.

Esos últimos episodios la tienen pegada aún a sus raíces, como los muchos que precedieron antes de subir a esa temeraria barcaza, atravesando desiertos y países en cierto modo ajenos al suyo pero semejantes en esperanza encerrada en leyendas. Ahora después de muchas semanas atravesando tierras de su lejano oriente, en un occidente accidentado y cerrado a lo ajeno, logra alcanzar un sueño que no hacía mucho estaba totalmente lejos e imposible de creer y soñar.

Su tierra, junto con su aldea, familia y vecinos desaparecieron casi del mapa, bombardeada por pájaros de acero que lanzaban excrementos abrasivos. Logró escapar con su prima, el resto de la familia no había corrido la misma suerte, siendo pronto raptadas una fría noche mientras dormían antes de cruzar al día siguiente una frontera de lo que otrora era un país hermano.

Había aprendido algo de inglés en la escuela, que la ha ayudado para conseguir un espacio en un campo de refugiados en el primer país de esa tierra prometida. Ahora apoya a organizar a los que van llegando desde el mar, actuando para las autoridades del campamento como traductora. Está sola en la vida, lo ha estado en los últimos meses y ahora tiene que encontrar la manera de reencontrarse de nuevo en ella, una nueva pero en la que pueda siempre recordar lo que fue antes, con los suyos que ya no están.

En las noches todavía siente nauseas cuando en sueños recuerda los duros momentos de la travesía en el barco, lo duro que fue también poder convencer al supuesto capitán, no sin antes tener que dejarse manosear con sus asquerosas manos. El dinero que había conseguido antes de emprender la huida no daba para mucho, y tuvo la suerte de que semejante marinero estuviera más borracho que en sus cabales para poder zafarse de él  cuando esas manos buscaban otra cosa.

Todo eso y el recuerdo de ver como en cuestión de días los suyos iban desapareciendo de su vida, la iban llevando poco a poco a un nuevo amanecer, en el que en el ocaso de un frio atardecer de un cercano invierno encuentra inesperadamente la llegada de su prima junto a un pequeño grupo de recién llegados. Estaba completamente pálida, muy delgada, casi sin fuerzas para mantenerse en pie, pero las suficientes para salir corriendo junto a su incrédula prima para abrazarla y llorar juntas por el feliz reencuentro.

Lo que viene después es sólo cuestión de esperanza y también de olvido. Así encontrarán el camino, que aunque no falto de desprecio y mucha ignorancia estará también lleno de comprensión y aprecio, de gente que antes también ha sufrido similares despropósitos de la malicia humana y de generaciones jóvenes perdidas en la vorágine modernidad. En esa encrucijada aprenderán de los errores, para cuando puedan volver a sus orígenes, y ya además siendo también expertas marineras, no volver a caer en ellos.

Por Antonio Ortuño Casas


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