«ADRENALINA» GÓMEZ
CONCURSO RELATOS MARINEROS 2017
Por Guillermo Daniel Rodríguez
Ernesto estaba despierto. Antes de sonara el despertador estaba despierto. Sábado, a la mañana , “y .., bueno,.. me levanto ahora” se dijo.
Desactivó la alarma y se fue vistiendo. Estaba ansioso. Venía practicando desde un par de meses atrás y hoy iban a salir a Colonia, desde Ensenada. Antes de preparar el café revisó el pronóstico, .. ¡poco viento a la mañana! ufa!. “Pero a la tarde pinta1 lindo, aunque se pone algo fresco. Da igual, con el traje náutico que llevo ni lo voy a sentir”, pensó.
Desayunó bastante, como para tirar un buen rato y pasó por la panadería del barrio para llevar unos bizcochitos de grasa, que ahí, salen de primera. Se tomó el bondi2 para Ensenada, y bajo a unas cuadras del club, .. una caminata … para ir entrando en calor!
Lo esperaba Horacio, un tipo dueño de una pequeña empresa que llevaba los papeles en el estudio de contaduría en el que el trabajaba, mientras estudiaba para contador.
Se habían hecho compinches y lo invitó un día, a navegar. Le gustó a Ernesto, estaba bueno. Nunca hizo demasiado deporte, pero esto era disfrutar la naturaleza, el río, y .. “¡te da status con las minas3 ser marinero!
Además de Horacio, hoy venía su hijo Agustín, que tenía 20, dos años menos que el.
Cuando llegó al velero, el Sotreta, un Pandora 27 que estaba divino, ellos ya estaban aclarando los cabos y revisando las velas. Se embarcó rápido, dejó el bolso con la muda y algunas otras cosas en la carroza y subió a ayudar. Cuando tuvieron todo listo salieron a motor por el canal de acceso rumbo al río.
Tenía un motor bárbaro, de 18 HP que tiraba hermoso. Lo dejaron timonear a él en la salida y eso le gustó. El trayecto para llegar a río abierto es largo y les llevaría unos 45 minutos o más si algún barco estaba entrando o saliendo en el puerto. Un rato después, ya habiendo pasado las cuatro bocas4, había algo de brisa y decidieron ir despuntando el vicio y navegar a vela. En las tareas para levar velas, a Ernesto le tocaron las escotas y, como siempre, empleó el as de guía que era el único nudo que se acordaba.
Una vez que cazaron la mayor y la genoa, ya agarraron algo de viento y lo llevaron bien, bordejeando, hasta río abierto. Ahí Horacio le dijo que mirara las cartas, y definiera el la dirección que debían llevar. Era para ver si había aprendido a tener en cuenta las corrientes y la deriva. A esa hora el río se estaba llenando y le salieron bastante bien los cálculos. Lo festejó haciendo un mate5, e inaugurando los bizcochos, que hasta ahí, no había mostrado, si no, .. ¡no llegaban a la hora del mate!
Pusieron el rumbo calculado y se dedicaron al mate y las anécdotas. Agustín les contó del recital de McCartney que había disfrutado una semana atrás.
Les duró unos 20 minutos. Ya eran las 11 hs. y estaba haciendo calor .. y la brisa se planchó! La idea era practicar con vela así que arrancaron el motor, pero lo dejaron despacito, esperando a ver si levantaba nuevamente el viento.
Horacio tenía unas cosas que hacer y se puso con la computadora. Después de media hora, Ernesto estaba algo fastidioso y reclamaba vértigo!!
– Che Horacio, yo vine porque quería vértigo, adrenalina!! esto es un embole6!!
– Para … Para!! ya va a llegar la oportunidad, dijo Horacio a las carcajadas,
En seguida Ernesto les dijo,
– ¿Vieron esa nube rara? Parece un canelón, jaja!!
– Epa!! dijo Horacio, saliendo rápido de la cabina. Y cuando vio la nube, en forma de rollo o cigarro, se le frunció el ceño.
– Carajo!!, un Pampero!!, debí imaginarme con estos días de calor que hizo.
Agustín pareció entender, pero a Ernesto no le decía nada.
– ¿Qué?, ¿Que pasa?, ¿a que te referís con Pampero? preguntó.
– Pasa que se va poner movido Ernesto. Esa nube es tormenta y mucho viento, y lo ideal sería estar cerca de la costa Argentina, pero donde estamos ahora, vamos a tener aguantarla y seguir a Colonia, respondió Horacio.
– Y Sii!! … ¿a eso vinimos no? … buenísimo si aparece viento, yo quiero adrenalina chee!!
– jodé7 nomás, dijo horacio, ya vas a tener viento vos! jaja
y continuó…
– Bueno chicos, a fijar todo lo que esté suelto y pónganse equipo de agua y chalecos salvavidas, porque nos vamooos a mojaaar!!!
Siguió Horacio repartiendo instrucciones,
– Agustín, “filá la drisa de la mayor que vamos a cazar dos manos de rizos. Ernesto, anda filando el genoa, que vamos a poner un tormentín”
Ernesto estaba contento, aunque algo de cosquillas le hacía el estomago debido a la cara de los otros dos.
No había bajado la genoa que ya se hizo sentir el viento, lo que lo complicó para doblarla.
– Como puedas ahora, después la doblamos adentro. Poné el tormentín. Agus ayudalo!! dijo Horacio.
y ya sentían bastante viento del sudeste y con la poca vela mayor que tenían, iban fantástico. El Sotreta volaba sobre el agua.
– Uhh! así llegamos en 10 minutos, dijo Ernesto contento.
10 minutos después el cielo ya estaba cubierto y se empezaron a sentir rachas fuertes de viento y comenzó a llover. El barco escoraba bastante y Ernesto había perdido la sonrisa de hace un rato.
Horacio, aunque estaba serio, se notaba que lo estaba disfrutando. Agustín no tanto, pero parecía que ya había pasado alguna parecida.
Ernesto quedó a cargo de la mayor, mientras Agustín llevaba el tormentín y Horacio el timón.
Iban con viento de aleta , cuando minutos más tarde Horacio gritó:
– Ernesto, filá, filá!!!,
pero a Ernesto no le dieron las manos y una racha de viento tumbó el barco. El palo mayor impactó en el agua y, lentamente (demasiado para Ernesto) se enderezó nuevamente. Nadie sabe como todos quedaron en el barco. Ernesto tenía los dedos agarrotados en la escota de mayor y estaba desparramado en el cockpit, con un cortecito en la mejilla y algún que otro magullón. Los demás algo mejor parados, pero también con golpes. Horacio, ya sin la gorra que se voló, le gritó.
– ¿Y Ernesto, estás bien?!!!
Pareció que Ernesto asentía.
– Agustín ¿como vas?
– Bien, estoy bien! gritó Agustín, se filó la risa del tormentín pero ya la levanto!
– Ernesto caza un poco la mayor!…. Ernesto cazá!!..
No hubo respuesta. la cara de Ernesto se confundía con el blanco de la bañera. Horacio tuvo de acercarse y sacudirlo un poco. Le costo sacarle los cabos de la mano para cazar el la mayor. Hecho esto le volvió a preguntar,
– ¿Estás Bien? ¿Estás Bien?
– Si..si, dijo Ernesto que reaccionaba.
– ¿Te podes hacer cargo de la mayor?
– Si.. déjamela, ya pasó, ya pasó.
Horacio volvió al timón, siguieron otros 5 minutos de racha y pareció que el viento cedía un poco.
– ¿Y.. que te parece Ernesto? ¿Te alcanzó con esa adrenalina??!! Ja Ja, dijo Horacio, riendo a carcajadas con Agustín.
Así de rápido como llegó, la tormenta se fue disipando.
El viento había cedido bastante cuando visualizaron Colonia y las primeras boyas del puerto. Bajaron velas y fueron entrando lento. Decidieron esperar que el viento se calmara más antes de ir tierra, por lo que amarraron al borneo en una boya libre. Horacio hizo el anuncio de llegada a la Prefectura Uruguaya y se pusieron a preparar una sopa caliente y cambiarse la ropa mojada.
En eso, recibieron un llamado por radio, en el canal 16. Era Esteban, otro amigo que había venido unas horas antes que ellos. El Pampero lo agarró entrando al puerto.
– Horacio estás x acá?
– Si, cambiá al 24.
– Ok.
Horacio cambió el canal de radio y respondió:
– Si ya llegamos. Nos agarro en el medio del trayecto, vinimos rapidito, ja ja.
– Están todos bien? Con quién viniste? dijo Esteban.
– Si, todo OK. Vine con Agustín y un flaco amigo, Ernesto “Adrenalina” Galván!!, lo conoces JAJA!!
Las bromas duraron un rato. Ernesto había probado suficiente adrenalina por el momento, disfrutaba de la sopa y … se reía también, Ya tenía apodo nuevo.
FIN
GLOSARIO:
1 pinta: Expresión empleada para expresar las perspectivas a futuro de un asunto o cosa.
2 bondi: Expresión coloquial para el autobús en Argentina.
3 minas: expresión coloquial para referirse a las mujeres (del lunfardo).
4 cuatro bocas: región en la que confluyen dos rías con el canal de acceso al puerto en Ensenada.
5 mate: infusión preparada con yerba mate muy popular en Argentina.
6 embole: expresión coloquial que denota aburrimiento o hastío.
7 joder: molestar o fastidiar.
Agradezco a Irene por los dibujos, a Margarita por la corrección y a Fabián por inspirarme.
Por Guillermo Daniel Rodríguez