Las Islas Salvajes 30.08.47N 15.51.52W

Concurso Relatos Marineros 2017

Por Antonio Rojas

Un estallido de reluciente espuma brinca en nuestra popa, navegamos a más de siete nudos con spi atravesando la noche atlántica.

Tres días antes en Punta Umbría nos obsequiaban con gambas plancha, jamón buenísimo, otros manjares y fino, manzanilla, otros vinos….hasta que el mar de fondo que hacia moverse las baldosas del salón  nos hizo volver a acunarnos en nuestro velero en el pantalán.

La salida fue tremenda, multitud de embarcaciones situadas casi en la misma línea, las sorteábamos como si estuviéramos en una máquina de ping-ball, la concentración debía ser total y al fin salimos, una preciosa ceñida nos ponía en ruta.

Horas después, el crepúsculo dibujaba un horizonte espectacular en el que aun podíamos divisar las luces de nuestros rivales, los rapidísimos delante y la mayoría detrás, estábamos navegando ya de través a buena velocidad.

Los días siguientes fueron laboriosos, portantes potentes pero manejables nos alejaban de la península, durante el día en los momentos en que escaseaba el viento poníamos los dos spis en proa intentando aprovechar al máximo su fuerza.

El mar menor, nuestra embarcaión dejaba una hermosa estela, nosotros preparábamos café en la mañana, y socorridas comidas durante la jornada.

Septiembre nos obsequiaba con una húmeda noche, un viento frescachón elevaba el spi al cielo. En el horizonte de repente una luz, luego obscuridad, de nuevo la luz; en nuestro camino se encontraban las salvaje, que nos son un grupo de aguerridas piratas, sino dos islas y un montón de rocas pertenecientes a Portugal y que están a 165 km de Canarias.

Atención!!!  Debíamos  confirmar que eran ellas y contábamos y recontábamos los destellos para constatar una regularidad, era imposible encontrarla estaban lejos y las olas confundían nuestros desvelos. Nos relevan unos compañeros en nuestra guardia, les comentamos la incidencia para que estuvieran preparados si debíamos cambiar rumbo.

Me revuelvo en el saco, ha amanecido y estoy perezoso para  mi nuevo turno, pero recuerdo Las Salvajes, salto de la cama y asomo la cabeza por el tambucho, hay esta un inmenso pulpo amarillo de hierro, una plataforma remolcada por un buque en su camino a Canarias. Esa era la inestable luz que nos tuvo pendientes, todos nos reímos de las extrañas criaturas que surcan el océano.

Nuestro viaje continúa primero el Teide en el horizonte, una calma total de horas que nos permitió un bañito y un aseo, que consoló  la perdida de posiciones que significaba en relación con los barcos más rápidos que no la sufrieron.

Anochecía y entrabamos en el canal entre Tenerife y la Gomera, verdadero tubo de viento con el spi a tope de palo, el viento subía y subía y la noche hacía difícil arriarlo,  resistía y resistía hasta que oímos el rasgar de tela que lo desinflo, lo que nos permitió recogerlo.

San Sebastián de la Gomera nos recibía a las seis de la mañana con cohetes y botellas de cava, habíamos llegado y las sonrisas eran de película, solo quedaba la foto, nos juntamos para ello pero nos falta un tripulante, todos nos miramos atónitos y comenzamos a gritar su nombre incrédulos de que no apareciera, estábamos nerviosos durante un rato interminable, al final asoma en bañera, estaba durmiendo.

Abrazos, descorche del fresco cava, tragos que nos bañaban nos hacía saltar de felicidad y de orgullo de nuestra travesía. La organización  obsequiaba con un cocido canario fabuloso, quesos de cabra y fruta que devuelven las fuerzas.

No habíamos conseguido premio debido a la encalmada que nos perjudicó especialmente, pero disfrutamos de la cena de entrega de trofeos y de las actuaciones que se desarrollaron en la ciudad, puesto que coincidían con sus fiestas.

La regata Huelva-La Gomera 2008 un éxito de organización y de cariño tanto en la península como en la isla, nuestro más sincero agradecimiento.

Antonio Rojas